The Haunting: Afiliación élite

THE HAUNTING

Tiempo atrás, cuando la balanza entre el bien y el mal se inclinaba hacia éste último, el inesperado giro de los acontecimientos hizo que las aguas volvieran a su cauce. La paz se restauró y la tranquilidad se acomodó en los corazones de los magos que habían perdido la esperanza. Fue el pasar de los años el que hizo que todo se olvidara, que aquel acontecimiento pasara a ser recordado por los libros de historia. Afortunadamente fue un mal pasajero, pronto la comunidad mágica se acostumbró a vivir bien, como siempre debió haber sido, y a despreocuparse más y más de lo que ocultaban las sombras: ya no las había. El Ministerio fue en alza y condujo a los magos hacia una próspera era, en lo que lo único que importaba radicaba en la armonía de dejar que la magia fluyera. Hijos de muggle y sangre pura conviven con total normalidad desde entonces, sin más discriminación que la que puede haber en el mundo real. Sin embargo pecaron de insensatez y se olvidaron de mantener oculta su bendición.

Fueron despistes los que sembraron la duda en las mentes de los siempre avispados muggles. Simples rumores que crecen y crecen entre la comunidad de éstos, que van tomando forma y fuerza de manera casi ofensiva. ¿Lo saben o no lo saben?, esa es la gran pregunta de la comunidad mágica. Pero no hacen nada para remediar que las cada vez más avanzadas tecnologías muggles y su crecimiento en general les salpiquen. Sin ir más lejos, el primer ministro inglés ya conoce la existencia de la magia y, por suerte para los ajenos magos, no la de Londres mágico. Están a un paso, a un simple escalón de saber la verdad que ocultan las calles y las paredes que los rodean. No tienen magia recorriendo sus venas pero ¡vamos!, no son tontos y los otros sí son despistados, e incluso descuidados. Las piezas están puestas en el tablero y los muggle ya se han comido a tres peones.

El Ministerio es conocedor de las habladurías que recorren la capital inglesa fuera de su alcance, no obstante lo tachan de nimiedades que con el tiempo y la carencia de pruebas desmantelará la trama. No se preocupan, dejan que los magos y brujas de Londres vivan el día a día en la ignorancia que les da su condición. Cuando el mundo calle y suenen las alarmas, será demasiado tarde para poner remedio a la gran herida... Sólo si dejan que los muggle conecten los cables.

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